Hablar del cine de Tarantino es acercarse a un tratado que puede contemplar las raíces claras en la filmografía de la década del setenta, la cultura pop en su máxima expresión, las series de televisión, la capacidad de construir diálogos memorables o el talento para la dirección actoral y la recuperación de leyendas olvidadas. 

Podemos decir que es el director que a inicios de la década del noventa llegó para cambiarlo todo. Pero hay algo que representa todos estos tópicos del cine de Tarantino en un solo momento: la música elegida para acompañar esas imágenes. ¿Te interesa este recorrido musical Tarantinesco? ¡Sigue leyendo esta nota de hellomoto!

Un grupo de hombres rudos en furioso traje negro discuten alrededor de una mesa de café las bondades de la discografía de Madonna. ¿Es True Blue un éxito? ¿Papa don´t preach alejó al público? Insólita escena para ilustrar una previa de un asalto planificado a un banco. Al final de la larga tertulia, la discusión prosigue: ¿hay que dejar o no hay que dejar propina? Para sumar al delirio, los comensales se denominan entre sí como colores como nombre de pila: Marrón, Rosa, Azul… Quentin Tarantino, un muy joven cineasta que llegó a Hollywood desde el flanco del cine independiente con Perros de la Calle (Reservoir Dogs, 1992), estaba revolucionando el fondo, y las formas, en la construcción del lenguaje cinematográfico. Un festival de referencias pop, encuadres y diálogos filosos.

La escena cierra con los delincuentes levantándose de la mesa de café y, de fondo, comienza a sonar una voz de locutor de radio que anuncia: “este es K-Billy y los Supersonidos de los 70” mientras los acordes del inicio de Little Green Bag de George Baker Selection comienzan a inundar la imagen. 

Un plano de los cómplices caminando en ralentí (cámara lenta) hacia el destino que los convocaba. Inmediatamente, Tarantino entregaba uno de los mejores inicios de la historia del cine. La simbiosis perfecta entre música e imágenes. Un cóctel sensorial explosivo que no pasó desapercibido en absoluto.

Desde entonces sucede lo que sucede con todos los grandes directores. Cada película, cada estreno, es una ceremonia. El realizador californiano fue modificando su pulso narrativo con nuevas apuestas, apelando a la música como identificación de sus película pero, a su vez, como referencias pop a momentos cinéfilos de todos los tiempos. 

Aprovechando el costo inferior en términos de derechos de utilización de aquellos temas musicales populares de los 50, 60 y 70s, Tarantino recrea momentos, situaciones sensoriales que identifican al espectador en dos variables: con el realizador detrás de esa expresión y con las referencias cinematográficas y populares con las que cuenta ese mismo espectador.

La películas de Tarantino y su música: los momentos clave

Tarantino, entonces, es música. Sus imágenes tienen musicalidad. Recordamos esas secuencias desde la música que la acompañaba y, muchas veces, con los protagonistas interactuando con ella. Son imágenes sonoras. Vamos con una lista de esos momentos destacados.

Perros de la Calle (Reservoir Dogs, 1992) 

Además de la excelente entrada con Little Green Bag a la que ya nos referimos en la introducción de esta nota, hay otro momento musical en el film que quedó inmerso en la cultura pop: Mr. Blonde / Vic Vega (Michael Madsen) se dispone a torturar a un policía, un botín que había quedado del asalto al banco. 

Antes de comenzar con el ataque físico, inicia un baile previa sintonización de una vieja radio de la estación correcta. Stuck in the Middle with you, un clásico de 1972 de Stealers Wheel inicia sus acordes y Vega improvisa un pasito provocador frente al policía aterrado (se dice que el actor improvisó al compás de la música toda la escena)

Pulp Fiction (1994)

La obra maestra de Tarantino llega dos años después del debut. Si Perros de la Calle había sido una entrada extraña en escena dónde la mayoría cinéfila percibió ahí un cambio de corriente, Pulp Fiction fue la nominación al Oscar y la explosión popular de su cine, con la música escapando del fotograma para instalarse en programas de TV, radio y, como no, referencia en otras películas. 

Tiempos Violentos (así se conoció Pulp Fiction en toda Latinoamérica) irrumpe desde la primera escena con el asalto a un bar americano y estalla la música con Misirlou de Dick Dale & His Del-Tones. Ese comienzo ya insinuó algo totalmente diferente. Otra escena: una inyección de heroína con el clásico “Son of a Preacher Man” de Dusty Springfield sonando de fondo. 

Pero la secuencia que se llevó todos los elogios y quedó en la retina de varias generaciones es el baile que llevan adelante Uma Thruman y John Travolta al son de “You Never Can Tell” de Chuck Berry. Esa escena se puede leer en varios niveles de relato, todos parte de la esencia del cine de Tarantino: el bar como un museo de la cultura popular de las décadas del cincuenta y sesenta, la música que refleja ese momento, el baile de John Travolta como Vincent Vega parodiando, y referenciando, a Tony Manero, el papel que le dio la fama en Fiebre de Sábado por la Noche.

Jackie Brown (1997)

Para su tercera película, Tarantino decide romper el molde y realiza su obra, hasta ahora, más disímil en su marcado estilo. Un homenaje a una de sus corrientes cinematográficas favoritas: la Blaxploitation, ese cine de la década del setenta que surge como una industria paralela de la cultura afroamericana en los Estados Unidos. 

Frente a este cambio de registro, la música, mejor dicho, el estilo musical, también mutó hacia un género bien definido. El director hurgó en el catálogo de Motown y Staxx records para musicalizar su película con funk, R&B y sonidos potentes de “música negra”. 

El resultado es una de las mejores películas y, claro, el mejor compilado de canciones: Across 110th Street, un clásico de 1972 de Bobby Womack o Long Time Woman (1971), interpretado por la mismísima protagonista del film, Pam Grier, un ícono de ese cine en los 70, son algunos ejemplos de las maravillas de la película

Kill Bill Vol 1 & 2 

Tarantino y su opus épica por excelencia. Si en Jackie Brown se concentró en el cine de blaxpoitation, en estos dos volúmenes reunió todo su amor por el cine oriental, por los clásicos de artes marciales, por Bruce Lee y realizó su película más popular hasta la fecha. 

Todo, todo en Kill Bill es una compilación de referencias y momentos sublimes, hiperestilizados, violentos y con una banda sonora que no solo fue a temas clásicos de todas las épocas de la música sino a composiciones incidentales de series de televisión y cine con elementos sonoros de Luis Bacalov, Bernard Herrmann o Quincy Jones. “Bang Bang (My Baby Shot Me Down)”, de Nancy Sinatra, la banda sonora de la serie “Ironside”, de Quincy Jones o “Wound That Heals” de Takeshi Kobayashi son algunos ejemplos de la música elegida para ilustrar secuencias épicas. 

Pero el gran hallazgo fue introducir una melodía perteneciente a la banda sonora de una película japonesa del año 2000, Battle Without Honor or Humanity, de Tomoyasu Hotei que abreva en sonidos de la década del setenta y que Tarantino usa para acompañar la entrada de la asesina O-Ren Ishii (Lucy Liu) a su guarida secundada por sus guardaespaldas vestidos de Kato (el personaje de Bruce Lee en El Avispón Verde). Tarantino puro.

Once Upon a Time in Hollywood (Érase una Vez en Hollywood, 2019)

Para su última película, el director decidió homenajear a una era dorada de Hollywood, el fin de los años sesenta y una época de cine diferente, que ya no veremos, el preludio del magnífico cine americano de los 70. 

Contó la historia de dos amigos, un actor en decadencia (Leonardo DiCaprio) y su doble de riesgo (Brad Pitt). Una película hermosa donde Tarantino pone toda la carne al asador y recupera recursos utilizados en anteriores films. Al igual que en Kill Bill, no solo utiliza canciones populares sino música incidental de Bernard Herrmann (fue el músico de todas las películas de Hitchcock y el mayor genio de la industria) y de series clásicas como Mannix, de Lalo Schifrin. 

Conviven canciones como “Hush” de Deep Purple con “Brother Love’s Traveling Salvation Show” de Neil Diamond. También en esta película utiliza el recurso de la radio de fondo, la sintonía de la emisora. Así hay un gran momento con Brad Pitt manejando por el Hollywood de antaño mientras suena en la radio de auto Bring A Little Lovin’ en la versión de Los Bravos

Recuerda que si te gusta el cine y quieres conocer más secretos increíbles detrás de las películas, puedes visitar nuestra nota dedicada a películas ganadoras de los Globos de oro o, por qué no, esta selección para disfrutar con los más pequeños. ¡Hasta la próxima!

Colaboró con hellomoto.com @pablomanzotti, reconocido periodista cultural especializado en contenidos audiovisuales, cine y series, además de docente e investigador.  Tw @manzottipablo